PERSONAJES POR ORDEN DE APARICIÓN
CARLA Luján
Biaggini
MANUELA Karina Ricchini
ROBERTO Eduardo Grinovero
EL PADRE Javier
Laresca
(La
acción transcurre en la capilla ardiente de una casa velatoria de la ciudad de
Mercedes. Dentro del ataúd se encuentra EL PADRE.
Dos
mujeres con cara dolida. Son sus hijas. MANU -la mayor de las dos-
elegantemente vestida. Carla -la
menor de los tres hermanos- viste descuidada y no muy bien peinada. Tampoco usa
maquillaje.
Al principio
hablan con volúmen bastante bajo.)
CARLA: No quedó
nadie…
MANU: Es muy tarde, son más de las dos de
la mañana.
CARLA: Qué día, por Dios…
MANU: Casi no pudimos conversar: entre la
tía Gloria y Carmela no pararon de incendiarme la oreja contando las mismas
anécdotas de papá y mamá que cuentan siempre…
CARLA: Y sí… vino mucha gente…
MANU: Debe haber sido horrible encontrarlo
en el baño…
CARLA: Fue espantoso, te juro que no sabía
que hacer…
MANU: Espero que no haya sufrido…
CARLA: No, el médico dijo que fue de golpe,
que ni lo sintió…
MANU: ¿Habrá sido un infarto nomás? ¿No vio
si se golpeó la cabeza con algo, con el inodoro, o el borde de la ducha…?
CARLA: Yo lo que le escuché decir clarito al
doctor es que fue un infarto fulminante, que no le dio tiempo a nada.
MANU: No te pude preguntar: ¿Rober como lo
tomó?
CARLA: Lo llamé por teléfono, y no quise decirle
que papá ya había fallecido, viste que en estos casos se dice que se descompuso
como para se vaya imaginando y después no lo sienta tanto…
MANU: Carla, Rober ya está grandecito
querida, ya dejó de ser un chico…
CARLA: Y sí, ya lo sé, pero ¿viste? Es el
varón. Vos sabés cómo era papá con él. La cosa que cuando le dije que papá
estaba muy mal me preguntó si era necesario que viniera porque estaba cenando.
MANU: ¡Esa bruja! ¡No lo deja ni respirar!
¡Lo tiene agarrado de las pelotas!
CARLA: Siempre fue débil nena, siempre debajo
de las polleras…
MANU: ¿Y?
CARLA: Y al final le tuve que decir: “¡Pelotudo,
vení porque papá ya está muerto!”
MANU: ¡Pero sí…! ¡Qué se joda!... ¿Qué te
dijo?
CARLA: “Voy…”
MANU: ¿Cómo “Voy…”?
CARLA: Sí, dijo “Voy…” así de simple y me preguntó donde lo velaban…
MANU: Pero ¿no te preguntó qué le pasó a
papá, cómo falleció?
CARLA: Antes de cortar me dijo “¿El
corazón?”
MANU: …¿Y qué le dijiste?
CARLA: ¡¿Y qué le voy a decir?! ¡Que fue la
próstata?! ¡Le dije que sí, que fue el corazón!
(Silencio.)
MANU: Lo terminó de matar él Carla, lo hizo
reventar…
CARLA: No digas esas cosas Manu, papá tenía
todos los factores para morir del corazón: fumaba, se tomaba su vinito de todas
las noches, estaba gordo, no hacía caminatas… tenía colesterol… tenía
ansiedad…tenía nervios…
MANU: Y tenía un hijo pelotudo que no
paraba de darle disgustos.
CARLA: Yo a papá nunca lo vi disgustado por
él, nunca dijo nada que yo sepa.
MANU: Se lo guardaba, nena, por eso reventó…
CARLA: Yo no veo que haya hecho ningún mal.
MANU: Papá quería que fuera contador ¿Te
acordás que Rober tenía facilidad para las matemáticas? Papá tenía buen ojo
para esas cosas y le pagó el alquiler del departamento en Buenos Aires para que
estudiara…
CARLA: Bueno, no era lo que le gustaba a él…
Si papá hubiese tenido tan buen ojo se habría dado cuenta que apenas terminaba
las tareas se ponía a dibujar y a pintar…
MANU: ¡Pero
sí! Yo no te digo que no. Pero como hobby, ¿cuántos son los que viven del arte?
CARLA: Pero Rober da clases…
MANU: Ya sé, pero ¿cuánto saca dando clases
de dibujo en el departamento?
CARLA: No importa, el tampoco es de gastar
mucho…
MANU: Si por lo menos se diera maña para
pintar casas… ¿Sabés lo que ganan los pintores? Patri, la Turca, la que vive en
Acceso Sur, contrató un pintor y llegó en una Eco Sport nuevita. Ni yo tengo
una Eco Sport..
CARLA: ¿Por qué: “ni
yo tengo una Eco Sport”?
MANU: ¡Y… querida! Me rompo el culo trabajando
en Tribunales y todavía estoy pagando el Ford K que ya está viejito…
CARLA: Manu, primero: el Ford K tuyo no es
viejito: apenas tiene tres años, y segundo: tu marido tiene una Hilux, un
Mercedes, que debe valer lo que vale una casa, más el cuatriciclo y la Chevy que está remodelando…
y sin contar el camión y la camioneta de la empresa…
MANU: Carla, primero: mi marido dice que
los autos hay que cambiarlos cada dos años, y segundo: si Jorge tiene todo eso
es porque es bueno para los negocios, ¡Y bien ganada que se lo tiene!
CARLA: Bueno, no te enojés, pero no podés
pretender que tu amiga Patricia viva en una casa quinta de dos plantas, con
quincho y pileta y encima contratar un pintor de oficio y que venga en
bicicleta a trabajar, seguramente su pintor también se tiene ganado lo que
tiene…
(Silencio.)
CARLA: Después de todo, te aclaro, que ser
pintor artístico como Robertito, no implica que tenga que ser bueno para pintar
paredes, no tiene mucho que ver…
MANU: ¡Pero Carla, tiene un hijo! ¡Sabés lo
que cuesta un hijo!
CARLA: (Dolida.)
No, no lo sé
MANU: Disculpame, no te preocupés, ya vas a
quedar…
CARLA: ¡¿El qué voy a quedar si ni novio
tengo?! ¿Vos nunca pensás lo que decís?
MANU: (Tratando
de salir del tema.) …Te
decía, no puede tener un hijo y no tener un trabajo estable, los alumnos por lo
que me cuenta él, a veces le quedan debiendo, otros le faltan y termina
cobrando monedas…
CARLA: Pero ella también trabaja… entre los
dos…
MANU: ¿Y qué hace?
CARLA: Tiene un plan de trabajo del gobierno…
¡¿para qué preguntas si ya sabés?!
MANU: Sí, ya sé que tiene un plan del
gobierno, ¡¿pero qué hace?! ¡Eso me da una bronca!
CARLA: ¿El qué te da bronca?
MANU: Que le paguemos el sueldo nosotros
por no hacer nada…
CARLA: ¡Mirá vos! ¿Y cómo sabés que no hace
nada?
MANU: Por lo que me contó ella: va al museo
público, trabaja un par de horas, y después se ponen a tomar mates con las
compañeras hasta cumplir el horario…
CARLA: Claro, porque en tribunales se
desloman trabajando las seis horas sin parar…
MANU: Igualito que los docentes querida, ¿o
vos tenés las manos llena de callos?
(Silencio.)
CARLA: Ahora… Manu, ¿por qué no dejás de
trabajar? El Gordo ya tiene tres sucursales, más los duplex que alquilan. ¿Para
qué seguís…?
MANU: ¿Pero qué querés que haga? ¿Que me ponga
a trabajar con él? Si me pongo de ama de casa no tengo más vida social, además
falto al trabajo cuando se me da la gana…
CARLA: Bueno, hace dos años te sacaste la
licencia sin goce de sueldo… no fuiste a trabajar en todo el año…
MANU: Carla…
CARLA: Si…
MANU: Ahora que papá no está, te puedo
decir la verdad: no fue sin goce de sueldo…
CARLA: (Sorprendida) Mirá vos… ¿y como fue…?
MANU: Fue una licencia siquiátrica..
CARLA: (Preocupada.) ¡Qué te
paso!
MANU: Nada, que va a pasar, me sentía mal…
CARLA: ¿Mal cómo?
MANU: Estresada, qué sé yo… Pero no quise
que papá se enterara porque ¿viste como pensaba él de los empleados estatales…?
Que nos la pasamos rascándonos, que cobramos por no hacer nada…
CARLA: Pero la verdad que yo no te vi mal…
MANU: Es que estaba cansada, y uno de los
médicos de la junta justo se había divorciado y le pidió al Gordo si no podía
prestarle un departamento… y bueno… le devolvió la gauchada ¿viste? Pero al
viejo le dije que era una licencia sin goce de sueldo para que por lo menos no
se pusiera cargoso…
(Silencio.)
CARLA: ¿Qué hora es, ahora?
MANU: Casi las tres de la mañana
CARLA: Yo escucho voces (Mirando hacia la puerta.)
MANU: En la cocina está el tío Pablo charlando
con Chupete…
CARLA: Chupete… siempre fiel con papá…
MANU: Ahora… te digo… se veía venir ¿eh?:
no paraba de fumar. ¿Vos no le decías nada?
CARLA: Bastante que lo cuidé Manu. ¿Otra vez me
vas a empezar a criticar? Le tuve que soportar todos sus caprichos, desde que
tuvo el ataque de presión había que ayudarlo en todo, yo no daba abasto… tres
años de mi vida pasé así y vos y Rober casi ni aparecían…
MANU: No te enojés…
(Silencio.)
MANU: ¿Pero este pelotudo a qué hora piensa
llegar?
CARLA: Me dijo que apenas cortaba se pedía un
remise. De Buenos Aires acá tiene como dos horas…
MANU: ¿Un remise? ¿Lo va a poder pagar?
CARLA: Espero que sí. Al último 57 no llegaba.
Y si se tomaba la Lujanera
hasta Luján y se pedía el remís desde ahí, no sé si llegaba para el entierro…
MANU: ¿Vendrá con la enana?…
CARLA: ¡Manu, cortala! ¿No podés dejar de
llamarla así?
MANU: Si mide un metro la negrita esa…
(Silencio.)
CARLA: Escuchame una cosa: tengo que decirte
algo importante…
MANU: ¿Algo importante?
CARLA: Sí, algo sobre papá…
MANU: ¿Qué pasó?
CARLA: Una noche, que discutiste con él,
después de que te fuiste, se puso a escribir y me mandó a comprar tres sobres, despues
puso una nota en cada sobre y los rotuló, uno para cada uno de los tres…
MANU: ¿Y que decían las notas?
CARLA: Los sobres los cerró y me dijo que los
abriéramos cuando él ya no esté y los puso en el cajón de su mesa de luz… Por
supuesto no los abrí…
MANU: ¿Y dónde están ahora?
CARLA: Los tengo en la cartera…
MANU: (Se le
abalanza a la cartera.) ¡Dámelo
ya!
CARLA: (Se la
saca.) No sé, me parece que no queda bien,
tendríamos que esperar a Rober…
MANU: No… sí. Tenés razón…no queda bien…
(Silencio.)
MANU: (Se
vuelve a abalanzar a la cartera.) ¡Mostrámelo
ya!
CARLA: Antes quiero que me digas por qué
discutiste con él.
MANU: No te hagás la distraída que bien que
vos hablabas todo con papá…
CARLA: Por la mecedora…
MANU: Ajá…
CARLA: ¿Tanto querés la mecedora?
MANU: Es una Thonet…
CARLA: En Mercado Libre hay como docientas
mecedoras Thonet
MANU: ¡Y bueno, pero es la mecedora que
usaba mamá, en la que nos amamantó a los tres…!
CARLA: Bueno, pero nosotros también tenemos
derecho a disfrutarla…
MANU: Pero si vos no la usás porque decís
que preferís el sofá… y Rober vive en Buenos Aires y cuando viene… venía a
visitar a papá lo sacaba a pasear porque no le gustaba estar en casa, decía que
le traía malos recuerdos… Además yo se la quería comprar. A papá esa plata le
venía bien…
CARLA: Papá nunca necesitó porque yo me
encargué de que no le faltara nada…
MANU: Ay, Carla, ¿qué le costaba venderme la
mecedora? Vos por lo menos podés usar toda la casa…
CARLA: No tuve la suerte de casarme e irme a
vivir con alguien…
MANU: ¿Por qué te ponés así?
(Silencio.)
MANU: Ojo que no es solo suerte…
CARLA: ¿El qué…?
MANU: Conseguir a alguien…
CARLA: ¿Qué querés decir, arpía? ¿Qué yo
tengo la culpa de no haberme enamorado?
MANU: Y un esfuercito hay que hacer…
CARLA: ¿Pero esfuercito para qué?
MANU: ¡Y querida!... si no te da bola el
que a vos te gusta, buscá otro…
CARLA: Eso lo decís vos, porque lo primero
que le mirabas a un hombre es como tiene el bulto…
MANU: ¡Qué guacha que sos! ¡Pero si yo nunca
le miré la cosa a un hombre, Carla!
CARLA: El bulto de la billetera Manu… Alguna
vez me tenés que contar qué tan enamorada estás del Gordo.
(Silencio.)
MANU: ¿Tu sobre lo abriste?
CARLA: Te dije que no me parece bien…
MANU: Mostrámelos…
(Carla
saca los sobres de la cartera.)
MANU: ¡Y este pelotudo que no viene! ¡Tiene
razón el Gordo cuando dice que Rober no va a llegar a ningún lado porque va en
carreta…
CARLA: No todos van en Toyota como el Gordo,
nena… Tené un poco de paciencia, ¿querés?
(Escuchan ruidos, miran a la puerta. Llega
rober. Se saludan, llorisquean y
se abrazan. Rober se acerca al
ataud y toca a su padre visiblemente desconsolado, luego se sienta junto a sus
hermanas.)
MANU: ¿Y el nene?
CARLA: ¿Y Larita?
ROBER: Se quedaron. Juanito está con fiebre.
Tiene una bronquitis galopante. Le dije a Lara que venía solo.
CARLA: ¿Mucha fiebre?
ROBER: No, 38. pero está tiradísimo…
CARLA: Pobre…
MANU: ¿Lo llevaste al médico?
ROBER: Seguro nena, no somos tan descuidados…
¿eh?
CARLA: Aflojá Rober, no empiecen que no es
momento…
ROBER: (Refiriendose
a la casa velatoria.) ¿Qué
empresa es?
CARLA: ¡Silva Servicios!
ROBER: ¿Se estába pagando la cuota…?
CARLA: Sí, quedate tranquilo.
MANU: ¿No estaban pagando Rossi con mamá?
CARLA: Sí, pero después que mamá murió papá
se quiso cambiar. Decía que había pagado siempre Casa Rossi porque mamá era
pariente… y no quería discutir. Pero que Silva te da más servicios ¿viste?
Tenés los consultorios… la Liga en el verano…
MANU: ¿Papá iba a la pileta?
CARLA: No, ¡pero qué sé yo!
ROBER: Qué lástima, en Casa Rossi te dan sandwichitos de
"La Casa de Alicia".
CARLA: Es verdad. En el velatorio de mamá los
sandwichitos fueron más ricos.
MANU: A Chupete parece que le gustan de los
dos lados, por lo que ví.
ROBER: ¿A que hora lo llevan?
CARLA: Mañana a las diez de la mañana…
ROBER: ¿Al crematorio de Giles?
MANU: No, al cementerio de acá, lo vamos a
enterrar…
ROBER: ¿Pero papá no querían que lo cremaran?
CARLA: No sé, Manu me convenció…
MANU: Va a estar mejor en el Cementerio
Parque Del Recuerdo. El Gordo consiguió una parcela ahí, es hermoso… todo
verde… un césped divino…
ROBER: ¡Por lo que le va a importar a papá…! Justo
a él, que le encantaba cortar el pasto: le puso baldosa a todo el patio de la
casa para no tener que lidiar con la tanza de la bordeadora… (Nota los sobres en la mano de Carla.) ¿Y esos
sobres?
CARLA: Los dejó papá para nosotros…
ROBER: ¿Cuándo?
CARLA: Hace dos meses… es uno para cada uno
de nosotros…
ROBER: Dame el mío… los podemos abrir ¿no?
(Los tres abren los sobres, Manu visiblemente sorprendida, Rober sorprendido, y Carla con cierta alegría…)
ROBER: ¿Qué dice el tuyo Carla?
CARLA: Qué puedo vivir en la casa hasta que
yo lo decida. Con todas sus pertenecias… sus muebles…
MANU: ¿Te regaló la casa? ¿Toda para vos
sola?
CARLA: No, dice que puedo vivir en la casa. Pero
no que me la regala, sigue siendo propiedad de los tres a heredar…
MANU: A mí me regala 250.000 pesos de un
seguro de vida que estuvo pagando desde hace unos años… (A MANU.)
¿Vos sabías lo del seguro? (No espera respuesta.) ¡No lo puedo creer! Me viene bárbaro para cambiar el
auto, el viaje a Disney con los chicos…
(Las dos miran a Rober esperando que les diga que dice el sobre.)
ROBER: (Visiblemente
desanimado Dice que me quede con la mecedora, que
tiene mucho valor afectivo y que… que le gustaría que la tenga yo… No entiendo…
CARLA: (Cotejando
los sobres.) Se debe haber
confundido ¿No hay más nada?
ROBER: ¡Que confundido ni confundido! Acá dice
“Rober, la mecedora es para vos, espero que la disfrutes junto a tu familia,
tiene mucho valor para mí desde lo afectivo y me gustaría mucho que la conserves. Te
quiero, papá” y punto.
MANU: (Enojada) ¡Qué viejo de mierda! Te regaló la mecedora a vos
después de que me desviví pidiéndosela, casi me le pongo de rodillas…
ROBER: ¿Pero de qué te quejás Manu? A vos que
no te falta nada te regala 250.000 pesos, ¡casi lo que vale una casa! y yo
apenas junto para el alquiler… ¡Yo soy el que tiene derecho a decir que es un
viejo de mierda!
MANU: Si no tenés una casa es porque nunca
te preocupaste… siempre pensaste que podías vivir del aire…
ROBER: Obvio que yo no me preocupé tanto como lo
hiciste vos, acostándote con ese gordo cara de orto que lo único que le
interesa es la guita…
MANU: ¡Le interesa la guita, como vos
decís, porque es lo que se necesita para vivir ¿De qué va a vivir tu hijo, cómo
lo vas alimentar, cómo lo vas a educar?
ROBER: ¡Como vos seguro que no! ¡Mi hijo no va
a necesitar un cuatriciclo, ni celular de moda, ni ropa de marca para ser
feliz!
MANU: Vos nunca entendiste, nada, nene…
ROBER: Vos seguro que sí, sobre todo eso de
ser feliz: tenés todo y vivís amargada… ¿Sabés por qué? Porque a lo mejor no
tenés todo: Tenés todo lo que se puede comprar.
MANU: Mirá tarado…
ROBER: Pero mirá que tenés suerte ¿Eh? Tenés
más guita que los Anchorena y el viejo te regala 250 lucas…
MANU: Será porque el Gordo lo ayudó más de
lo que lo ayudaste vos. Nosotros hicimos mucho más por él que vos…
ROBER: Digo una cosa… ¿para vos lo único que
sirve es lo que puedas ayudar con plata? Porque no sé si te acordás que todas
las veces que estuvo enfermo, me quedaba a cuidarlo turnándome con Carla… y vos
no aparecías…
MANU: Yo no sé si te acordás que yo tengo
tres hijos querido… y vos todavía no eras padre…
ROBER: Siempre tenés una excusa, pero la
verdad que vos lo único que mirás es tu ombligo, te importa tu familia y lo
demás lo solucionás tirando un chequecito firmado por el Gordo para hacernos
sentir que valés más que nosotros…
MANU: Papá no pensaba igual, por lo visto.
Parece que para él la que más valía era Carlita. Después de todo la suma más
grande está en la casa y se la dejó a ella.
CARLA: Si es para problemas, la ponemos en
venta y listo.
ROBER: No dejá. Si la voluntad del viejo era
esta, que sea así.
MANU: No, pará Rober. A lo mejor a ella
toda esta situación de ser la preferida de papá la hace sentir culpable. (A CARLA.) ¿Enserio vos querés que la vendamos? Si querés le digo
al gordo que hable con su abogado para iniciar la sucesión. Y yo te puedo prestar
unos diez o quince mil pesos, le pegamos una lavada de cara y por ahí le
podemos sacar un poco más. Con el tercio de lo que vale la casa vos te podés
comprar un departamentito. A vos sola te alcanza. (A
ROBER.) ¿No es buena idea?
ROBER: (Imitándola.) “Yo te puedo prestar unos diez o quince…” ¿Vos estás
hablando en serio? Esa plata de la que hablás es la plata de papá, y si te la
dejó a vos, es porque a cambio, le deja la casa a Carla. Papá estaba seguro que
Carla le va a dar más valor que vos. A vos te dejó la guita porque sabe que te
hace feliz. De otra manera no estarías casado con el gordo garca ese.
MANU: Por qué no te dejás de decir
boludeces, idiota. (Llora y se va.)
CARLA: ¿Alguna vez podrías ser más suave con
tu hermana?
ROBER: El día que ella sea más suave con
nosotros.
(CARLA va tras su hermana y sale. Rober queda solo frente al ataud. De
pronto el ataud comienza a moverse hasta que EL PADRE se sienta… rober observa visiblemente asustado…
PADRE: (Mirando
lo que lo rodea.) ¡Eso que
les dije que no quería que me velaran! ¡Yo no sé para que habla uno si no lo
escuchan! ¡Creen porque uno es viejo no hay que prestarle atención!
(Rober,
desconcertado, intenta ver si realmente le esta sucediendo lo que pasa…)
PADRE: ¿Qué pasa que tenés esa cara Robertito?
¿Nunca viste un muerto?
ROBER: (Duda) Nunca vi uno que hablara, ¿resucitaste?
PADRE: ¡Pero, no querido! ¡Sigo bien muertito
y coleando!
ROBER: ¿…Estás bien… te sentís bien?
PADRE: Para ser honesto: incómodo.
ROBER: ¿La muerte es incómoda?
PADRE: No, la muerte no, el cajón de mierda
que compraron, apenas entro… ¿Cómo estoy?
ROBER: ¿Cómo… qué?
PADRE: (Mirandose
los brazos.) ¿Pero mirá como me
emperifollaron estos! ¡En la puta vida usé un traje! Espejo, vos no... ¿no? (Se pasa cuidadosamente la mano por la cabeza.) ¡Y me peinaron a la gomina! ¡Qué hijos de puta!
ROBER: Pero… estoy soñando…
PADRE: No sé si estás soñando o no, pero
después de escucharlos a ustedes tres, la pesadilla la tengo yo… Tomalo así
Robertito: Me rompieron tanto las pelotas que no me quedó otra que aparecer de
algún modo… (Masajeándose la cintura.) ¡Qué cajón de mierda, che! Ahora… los hacen como para
que uno no descanse… Escuchame una cosa… ¿Qué empresa es…?
ROBER: (En el
mismo tono que usó CARLA.) ¡Silva
Servicios!
PADRE: ¿No pedí yo que que no me velaran, y que
me cremaran…?
ROBER: No sé, entre Carla y Manu se encargaron
de arreglar todo…
PADRE: ¡Pero por Dios! ¡Son igual a tu madre
las dos!
ROBER: Te quiero preguntar algo…
PADRE: Sí… decime
ROBER: ¿Vos escribiste esos sobres?
PADRE: Ajá…
ROBER: ¿Y te acordás qué pusiste en el mío?
PADRE: Perfectamente… que te dejo la mecedora
Thonet…
ROBER: ¡¿Y para qué quiero yo una mecedora…?!
PADRE: ¿No te interesa la mecedora?
ROBER: ¿Pero vos me estás cargando? En el
monoambiente que alquilamos con Lara tuvimos que sacar dos sillas para poder
tener lugar ¿y querés que ponga la mecedora…? ¿Y encima le dejás doscientos
cincuenta lucas a Manu… que está podrida en plata…?
PADRE: Pensé que no te interesaba lo
material…
ROBER: Es que no se trata de lo material… Se
trata de tener tu lugar, tu hábitat, y que nadie te saque de él, se trata de no
estar pendiente de los caprichos del dueño del departamento que porque quiere
hacer un viaje a Cuba te sube el alquiler…
PADRE: Pero vos nunca me dijiste a mí que necesitabas
tanto una casa.
ROBER: ¿Pero vos no te dabas cuenta…?
PADRE: Hijo querido: te fuiste a buscar lo
que querías apenas terminaste la escuela; apenas si te vi una vez por mes desde
hace quince años… ¿cómo querés que yo sepa tus necesidades si apenas abrís la
boca para que yo me entere…?
ROBER: Lo que pasa que a vos no te gustó que
yo dejara la carrera de contador…
PADRE: Mirá, no te voy a negar que al
principio me cayó mal, pero después se me pasó. Me dio un poco de bronca cuando
el hijo del Gallego se recibió de abogado y puso el pasacalle ese felicitándolo
como si fuera presidente… “¡Felicitaciones Doctor Rodríguez!” ¡Flor de garca
resultó ser el Doctor Rodríguez!....
ROBER: ¿Ves lo que te digo…? te revienta que
no tenga el título….
PADRE: No, mirá, nunca te lo dije, pero
cuando ganaste el premio Municipal con ese cuadro tan lindo, “Destellos del
olvido”, yo me sentí muy orgulloso. Pero más orgulloso me hizo sentir que todas
las personas que estaban allí, el día de la entrega, me felicitaban a mí por
algo que había hecho mi hijo… Yo les decía que no era a mí a quien me tenían
que felicitar… y también me di cuenta que mucha de esa gente te apreciaba… no
como al hijo del Gallego que no lo quieren ni las moscas…
ROBER: Pero… ¿la muerte te pone sentimental?
Siempre fuiste el rey de los renegados…
PADRE: No fue la muerte lo que me puso así, fue
la vejez. Mejor dicho, el tiempo libre que da la vejez y el tiempo que uno
emplea para pensar, y pensar…
ROBER: Te dije que te buscaras algo para
hacer…
PADRE: Te voy a pedir algo, estoy medio
cansado y este cajón del orto es muy incómodo para estar sentado… quiero que me
escuchés bien y hagás lo que te digo…
ROBER: Me parece que estás resucitando porque
se te fue la tranquilidad a la mierda…
PADRE: Quiero que le regalés la mecedora a
Manuela…
ROBER: ¿Cómo que se la regale? ¡Que ella me dé
las doscienta cincuenta lucas del seguro, entonces…!
PADRE: ¡Pero digo yo!: ¿Le vas a negar el
deseo a un muerto? ¿¡Y encima tu padre!?
ROBER: Pero no entiendo…
PADRE: Por una vez en la vida, ya que no
terminaste la carrera de contador, hacé lo que te digo: a vos la mecedora no te
interesa así que se la regalás a Manu… Es la última vez que te lo digo y te
juro por mi vida… -bah… por mi muerte-, que esta vez es cierto. (Se acuesta y los pocos segundos se levanta
nuevamente.) ¡Y más vale que me
cremen! ¡Llego a aparecer cubierto de tierra en esa mierda del “Parque de los peloludos”,
me levanto y los cago a patadas a todos… (Se
acuesta.)
(Rober queda sentado desconcertado, llegan
manu y carla.)
Carla: Rober,
estamos diciendo con Manu que tendríamos que dar una vuelta por casa. No sería
la primera vez que alguien aprovechara que estamos de velorio para robar…
MANU: Viste como está la cosa ahora… con
esto de la inseguridad…
ROBER: ¿Querés que te acompañe?
CARLA: Sí, decíamos que alguno de nosotros se
va a tener que quedar por si viene alguien…
MANU: El gordo me dijo que recién a las
seis de la mañana venía para acá…
ROBER: Y bueno… te acompaño…
(Carla y rober
se van, queda manu y a los pocos
segundos ve movimiento del cajon, grita y sale corriendo, luego vuelve y ve a
su padre levantarse…)
PADRE: Ay Manu, ay Manu, siempre igual vos,
parecida a tu madre, que en paz descanse, pero, ¿nunca escuchás lo que te pido…?
Escuchame, ¿qué cosa repetía como un tonto cada vez que hablábamos de mi
funeral? Que quería qué…
MANU: Que… que… te cremaran…
PADRE: Y qué más…
MANU: ¿Algo más?
PADRE: Sí, que después me esparcieran dónde…
MANU: No sé… ¿en el mar?
PADRE: ¡¿En el mar?! ¿Pero tengo cara de marinero
yo?
MANU: No… no sé…
PADRE: ¿Dije alguna vez que me gustaba el
mar?
MANU: No… pero… (Intenta
tocarlo.)
PADRE: ¿En serio no recordas?
MANU: No, decime…
PADRE: En el andén hija, donde trabajé toda
la vida, en el andén de la Estación…
MANU: ¡Pero yo creí que era un chiste que
vos hacías!
PADRE: No hay caso… Uno habla al pedo… La
culpa la debe tener uno que los educó así… ¿Recibiste el sobre?
MANU: Sí, pa, gracias, me viene bárbaro
para el viaje que estamos por hacer… te agradezco…
PADRE: ¿Y por qué pensás que te dejé esa plata?
MANU: No sé, supongo que como con el Gordo
siempre te estuvimos ayudando, es una forma de devolver los favores… supongo.
PADRE: ¿Vos vas a ser así con tus hijos?
MANU: ¿Así cómo…?
PADRE: Lo más parecido a un banco que vi en
mi vida…
MANU: Me estás insultando…
PADRE: No hija, te estoy dando una
oportunidad…
MANU: ¿Una oportunidad? ¿De qué?
PADRE: De ver la vida de otra forma…
MANU: No te entiendo…
PADRE: ¿Qué es lo que me pediste la última
vez que hablamos, que tanto te molestó que no te diera? que incluso me la
quisiste comprar…
MANU: La mecedora…
PADRE: ¿Te acordás que te enojaste conmigo
porque no quise que te la llevaras…?
MANU: Yo siempre sentí que estabas en
contra mío…
PADRE: No hija, lo que pasa es que no pudiste
ver cuál era el motivo que yo tenía para que no te la llevaras…
MANU: ¿Y cuál era el motivo…?
PADRE: A veces lo que para algunos es simple
para otros es complejo, y para mí el tema era simple: Tenías razón que la
mecedora estaba arrumbada en el galpón y que nadie la usaba, ni siquiera yo… Pero
yo, como padre, intuyo que alguno de mis otros hijos también siente lo mismo
que vos por la mecedora, que a ellos también le hace acordar a su madre, a su
infancia…
MANU: Pero yo no escuché que Carla o Rober
quisieran la mecedora…
PADRE: Por eso dije que yo lo intuyo: cuando
le conté a Carla que te la querías llevar no me dijo nada, pero noté en su cara
que no le caía bien…
MANU: Pero yo te la compraba, podías
repartir la plata con ellos…
PADRE: Justamente eso es lo que quiero hacerte
entender: todo no se compra. Hay cosas que no. Carla paga los gastos de la
casa, parte de la comida, el teléfono, la luz… y sé muy bien que no tiene la
plata como para poder comprar la mecedora… y Rober, pobre, hace malabares para
pagar el alquiler y mantener su familia…
MANU: ¡Y qué tiene de malo que te compre la
mecedora si además los ayudaba con algo de plata a Carla y Rober…!
PADRE: Ay Manu querida, si yo hubiese tenido
la certeza, la absoluta convicción de que ni a Carla ni a Robertito le interesa
la mecedora, te la hubiese regalado. Pero todos en casa sabemos el valor
afectivo que tiene esa mecedora…
MANU: Por supuesto, era de la Abuela Tota y después
se la quedó mamá…
PADRE: Tu madre se la quedó porque tu tía
Gloria la detestaba y la sacó a la calle para que se la llevaran…
MANU: Pero Carla tiene toda la casa para
disfrutar y a Rober no creo que le interese…
PADRE: Para mí es suficiente con haber notado
que a Carla no le caía bien que te lleves la mecedora, ella quería a tu madre
tanto como vos y siente lo mismo, no era justo que te la llevaras.
MANU: ¿Y por eso me sacrificaste a mí?
PADRE: No Manu, lo único que hice fue decirte
“¡Hasta acá!” (Haciendo seña de poner un límite.) Uno va con billetes en la vida y consigue cosas, de
eso no hay duda y respeto tu forma de vida. Pero yo soy el padre de los tres, y
si mañana tengo que incendiar la mecedora… -bueno mañana ya no puedo porque
estoy muerto…- pero hubiese preferido vendérsela a cualquiera que pase por ahí
antes que regirme por la ley del más fuerte con mis hijos, entre mis hijos
nadie es más fuerte y nadie es más débil, y nadie se mete: ni sus parejas, ni
sus abogados ¿Capichi?
MANU: Seguís siendo el mismo renegado
comunista de siempre…
PADRE: ¡Ferroviario y comunista! ¡Y a toda
honra! Nunca pude vivir el comunismo en este pueblo conservador y pacato, así
que por lo menos los preceptos igualitarios los voy a emplear con mis hijos…
MANU: ¿Y entonces, por qué me dejaste esa plata
a mí y le diste la mecedora a Rober que no tiene donde caerse muerto?... Ya lo
veo, mirá: transformando la mecedora en esos cachivaches de arte, todo
pintarrajeada.
PADRE: No te dejé la plata, te dejé la
oportunidad…
MANU: ¿Qué oportunidad?
PADRE: Te acordás cuando Rober ganó el premio
Municipal con “Destellos del olvido”…
MANU: ¿Destellos del olvido?
PADRE: Así se titulaba el cuadro ganador de
Robertito…
MANU: Ah…
PADRE: Después todos fuimos a cenar y tu
marido dijo que quería comprar el cuadro de Robertito…
MANU: No sabía…
PADRE: Porque estabas hablando con Carla en
ese momento… Bueno… Robertito le contestó que ese cuadro no tenía precio… que
no pensaba venderlo…
MANU: ¿Y?
PADRE: Quiero que se lo compres…
MANU: Pero si no lo quiere vender…
PADRE: Te lo va a vender porque le vas a
ofrecer los doscientos cincuenta mil pesos…
MANU: ¡¿Estás en pedo?!
PADRE: Peor nena: estoy muerto…
MANU: Pero ni siquiera me va a creer, va a
pensar que lo estoy insultando… si el cuadro más caro que pudo vender se lo
pagaron trescientos pesos y encima de a cien pesos por mes….
PADRE: Le vas a decir que el Gordo le encanta
el cuadro, y que tiene pensado utilizarlo como imagen de las sucursales…
MANU: ¡Pero eso no es cierto!
PADRE: Manu, el Gordo es capaz de cualquier
cosa con tal de que no le rompas las pelotas. Le insitís como hacía tu madre
conmigo y te aseguro que apenas le va a importar… Y me voy acomodando en esta
mierda de cajón, que ya que estás te digo: podrían haberme comprado uno más grandecito…
por veinte pesos menos por mes para ahorrar me están quedando las cervicales a
la miseria…
MANU: Mirá papá que no te prometo nada…
PADRE: Vos sólo prometeme que vas a hacer lo
que te pido… y que vas a respetar mi última voluntad... Después se verá…
MANU: Pero…
(El padre se acuesta e inmediatamente se incorpora.)
PADRE: Ah Manu, querida… ¿Un año de licencia
siquiátrica? Decime por lo menos que estuviste medicada, en cama, o algo…
MANU: Estaba estresada… le pasa a todo el
mundo…
PADRE: Me imagino, tener que buscar
expedientes y acomodarlos debe ser para enloquecer a cualquiera…
MANU: Para mí sí.
PADRE: Deberían darle ese trabajo que tenés a
los presos como castigo…
(El padre
se acuesta y llega rober.)
ROBER: Qué te pasa Manu, estás pálida…
MANU: No, nada.
ROBER: ¡Tenés una cara…! ni que hubieses visto
un fantasma…
MANU: No, en serio ¿Y Carla?
ROBER: Se quiso bañar, me dijo que viniera
porque no quería que te quedaras sola, ella después viene…
(Silencio. Los
dos intentan decir algo a la vez.)
ROBER: Sí, decime…
MANU: No, decime vos primero…
ROBER: Bueno, primero perdoname, a veces me
dan bronca algunas cosas…
MANU: Vos también perdoname… lo que pasa
que sos un poco duro…
ROBER: Mirá que cosa: es lo mismo que pienso
de vos…
MANU: Bueno… no te lo voy a negar… ¿Qué me
ibas a decir?
ROBER: No, que lo estuve pensando, y la verdad
que como para vos es tan importante, si Carla no tiene problemas yo a la
mecedora te la regalo, a mi la verdad…no me interesa.
MANU: ¿En serio?
ROBER: Sí, no te hagás drama, llevátela nomás…
MANU: ¿Y Lara no la querrá?
ROBER: No, estoy seguro…
MANU: (Contenta) ¡Gracias!
(Silencio.)
MANU: Bueno, yo también tengo algo para
decirte…
ROBER: Ajá.
MANU: Viste tu cuadro, ese… “Centellas en
la oscuridad”…
ROBER: ¿Te referís a “Destellos del olvido”?
MANU: Ah sí, perdón, ese…
ROBER: Sí, ¿qué pasa?
MANU: Se me ocurrió algo, hace tiempo que
con el Gordo estamos buscando una imagen para utilizar en en el negocio,
cartelería, etiquetas, todas esas cosas….
ROBER: ¿Y?
MANU: Me gustaría comprarte el cuadro para
poder usarlo…
ROBER: ¡¿Vos estás loca?!
MANU: ¿Por?
ROBER: ¡Es una obra de arte!
MANU: ¿Y qué tiene que ver?
ROBER: Es como si fuera un sacrilegio, como
profanar un santuario…
MANU: ¿Sabés qué creo? Que a veces te pasás
de pelotudo…
ROBER: No me insultés…
MANU: ¿Pero acaso nunca viste como utlizan
las obras de artes para publicidad? ¿No te acordás del jingle de Sacán con la
sinfonía de Mozart “Pan, el pan, el pan es de sacan, pan, sacan, sacan es el
buen pan”?
ROBER: Sí…
MANU: ¿Y acaso Mozart dejó de ser un
artista? ¿Y la Mona Lisa en las latas de dulce de Batata? ¿Lo escuchaste a Van
Gogh quejarse?
ROBER: Da Vinci.
MANU: Es lo mismo. ¿Lo escuchaste quejarse?
ROBER: Llevaba casi 500 años muerto…
MANU: Y vos estás a punto de morirte de
hambre, y por orgulloso, por no querer venderme tu cuadro.
(Rober
pone la cabeza entre sus manos; sentado; y comienza a negar ante los
ofrecimiento de manu.)
MANU: Te ofrezco cinco mil pesos.
ROBER: No.
MANU: Siete mil.
ROBER: No.
MANU: Bueno, ¡diez!
(Rober
sigue con las manos en la cabeza sin ver lo que sucede, el padre se sienta en el cajon y hace
ademanes retando a manu; ella se
niega hasta que acepta…)
MANU: Bueno Rober, ¡te doy los doscientos
cincuenta mil del seguro!
(Silencio. ROBER deja de negar con la
cabeza, pero permanece mirando para abajo y con las orejas tapadas.)
MANU: ¿Me escuchaste?
ROBER: (Se
incorpora. La mira. Silencio.) Es
un chiste…
MANU: Te estoy diciendo la verdad, yo no
necesito esa plata y sé que a vos te viene bien, no vas a tener que pagar más
alquiler…
ROBER: No te creo.
MANU: Apurate a creerme antes que me
arrepienta…
ROBER: ¿En serio Manu?
MANU: En serio, yo valoro mucho que me
regales la mecedora…
ROBER: Pero no es lo mismo… no tienen el mismo
valor…
MANU: Pensándolo bien sí lo tienen. No en
el mundo real, pero en nuestro mundo sí. El Gordo no sabe qué hacer con la
guita, y yo sé que a vos y a tu familia les va a venir bárbaro…
ROBER: No sé cómo agradecerte hermanita…
MANU: Dame un beso bebé… (El la abraza, feliz. Ella resignada.)
ROBER: ¿Querés que vaya a la cocina y prepare
un café?
MANU: (Mirando
el cajón con cara de miedo) ¿Te
puedo acompañar?
ROBER: Vamos, total no va a venir nadie a esta
hora….
(Salen. el padre
se sienta y se queja; a los segundos llega carla
que se ha cambiado de ropa. Ella
viene buscando algo en la cartera y al principio no lo vé. Cuando él le habla,
queda dura y se le cae lo que traía en la mano.)
Padre: A vos
te estaba esperando…
Carla: … (Trata de balbucear cosas pero no le sale nada.)
Padre: Sí, ya
sé: no estás soñando y no resucité. Estoy muerto, pero me quedaron algunas
cosas pendientes…
Carla: ¿Co…
co… con…conmigo?
PADRE: Dame un
cigarrillo. (Ella duda.) No me digas que no, porque sé que en la cartera te
quedó un atado que me escondiste el otro día. Una última voluntad no se le
niega a nadie, menos a un muerto. (Ella lo saca y se lo da y se lo enciende,
temblando. Da una pitada.) Ahhhh… esto es vida.
CARLA: ¡Co… cosas pendientes conmigo?
Padre: ¿¡Y qué
te parece!? Todos los días te recordaba el hecho de que no quería que me velaran
y que me hicieran cenizas… y acá estoy, a punto de ser un manjar para los
gusanos, por no tener hijos que hagan lo que uno diga…
Carla: Pensé
que lo decías así… como un decir…
Padre: No
Carla, ¿sabés qué pasa? En este pueblo hay una sola cosa que domina a la gente
de acá: el qué dirán… “Si no lo velamos ¿qué va a decir la gente?”, “Si no lo
enterramos ¿que van a decir?”, “Si no hacemos el responso ¿qué pensarán de
nosotros?”… me cago en el qué dirán, que ni siquiera deja que uno se muera
tranquilo…
Carla: No sé,
Manu me hizo ver que era mejor llevarte al cementerio…
Padre: Sí, “El
Descanso de los Boludos”…
Carla: No seas
grosero… Al Cementerio Parque Del Recuerdo.
Padre: Pero es que Manu tuvo siempre el mismo problema, pobre.
Como cuando me hizo cambiarla de colegio porque el uniforme del colegio
Misericordia era más lindo que el de San Antonio. ¡ Y claro que era más lindo,
pero la cuota costaba el triple, menos mal que fue en el último año…!
CARLA: Pero vos siempre cediste con ella…
PADRE: Cedí con todos, mejor dicho con tu
madre cedimos con los tres. Es que los hijos no son como los trenes, que uno
armaba los ramales y los llevaba para donde uno quería. No, ellos van para
donde quieren, descarrilan, se pasan a otras vías, no respetan los horarios, en
fin, un verdadero caos…
CARLA: Bueno, tan mal no salimos papá,
tenemos nuestras cositas, pero…
PADRE: No, seguro. Pasa que cuando uno tiene
más de un hijo lo único que quiere es que se quieran, nada más. No hay otra
cosa…
CARLA: Pero creo que nos queremos, quedate
tranquilo…
PADRE: Mmmm…. Algunas pequeñas cosas, si uno
no las corrige, son como los aludes: van creciendo con el tiempo y después son
difíciles de parar…
CARLA: ¿Corregir? Pero con lo que había en
los sobres que me dejaste no creo que puedas corregir nada: le dejaste la
mecedora a Rober, que no la precisa, y un montón de plata a Manu, que no le
falta nada…
PADRE: ¿Sabés qué Carla?
CARLA: ¿Qué?
PADRE: Necesito un favor… uno no hace el
esfuerzo de levantarse cuando está muerto si no es para pedir algo importante…
CARLA: Sí, decime…
PADRE: ¿Viste que en el sobre tuyo te puse
que te podías quedar hasta que quieras en la casa, inclusive hasta que te
mueras si querés…?
CARLA: Sí, y te lo agradezco…
PADRE: Te lo merecés Carla, desde que murió
tu madre me aguantaste casi diez años, me cuidaste, me hinchaste con lo del
médico, que si no fuera por eso ya haría cinco años que me hubiese muerto…
CARLA: Hice lo que tenía que hacer, lo que
sentía… igual Manu no podía porque ya
tenía los tres nenes y Robertito me ayudó a su modo…
PADRE: Bueno… yo quiero, y espero, que no te
caiga mal, que le ofrezcas a Rober y Manu, pagarle, en concepto de alquiler,
parte de la casa mientras vos vivas allí…
CARLA: Pero… ¿me estás cargando?
PADRE: Vos nada más ofrecele eso, aunque sea
poca cosa, algo simbólico, que represente un veinte por ciento de tu sueldo…
CARLA: No te entiendo papá…
PADRE: ¡De la misma forma que yo no los
entiendo a ustedes, que decidieron no cremarme! Tomalo como una devolución de
favores…
CARLA: ¿Y todo ese discurso, de hacer las
cosas bien como padre y todo eso de los ramales de los trenes, las vías?
PADRE: A veces la empresa de Ferrocarriles
toma medidas drásticas, Carlita… La cosa se complica y hay que dar un cambio de
dirección….me voy a descansar en paz… (Comienza
a acostarse. Ella lo detiene.)
CARLA: Pero… papá… (Se quedan mirándose con afecto. Carla le da un beso y el se acuesta. Inmediatamente regresan manu
y rober y encuentran a carla con cara de susto…
ROBER: ¿Carlita, te pasó algo?
CARLA: No ¿Por qué preguntás?
ROBER: No sé, se te ve pálida…
CARLA: No estoy bien… bueno, murió papá, yo
vivía con él ¿no?
MANU: ¿Nos estás reprochando algo?
CARLA: Manu, ¿cuando va a ser el día en que
no veas más allá de las cosas como son? … Vivía con él, y mal o bien era una
compañía para mi…
(Silencio.)
ROBER: ¿No vino mucha gente, no?
CARLA: Y… hasta las once de la noche gente
vino. Vinieron los Jara, los Pertossi… Y la tía Gloria que mucho no lo quería:
siempre dijo que un comunista renegado no era lo mejor para su hermana…
ROBER: ¡La tía Gloria, cuanto hace que no la
veo!
CARLA: No te preocupés, a las ocho de la
mañana, a más tardar, la tenés acá rosario en mano meta Ave María y
Padrenuestro…
(Silencio.)
CARLA: Escúchenme chicos, se me ocurrió una
cosa, no sé que le parece a ustedes…
MANU: ¿Qué cosa?
CARLA: ¿Vieron que papá puso que yo me puedo
quedar en la casa hasta que yo quiera…?
ROBER: Sí.
CARLA: Yo sé que a ustedes les vendría bien
que la casa se vendiera… Pero… Es nuestra casa, la casa de nuestra infancia… ¿y
que viva otro? ¿un desconocido? Bueno, se me ocurre algo mejor: me gustaría
establecer un precio de alquiler y yo les pagaría la parte que corresponda…
MANU: Ay Carlita, cómo se te ocurre…
CARLA: A vos mucho no te va a influir… pero creo
que Rober lo puede necesitar…
ROBER: Es que Manu me acaba de comprar un
cuadro por doscientos cincuenta mil pesos. Recién la acabo de llamar a Lara y
me dijo que le va a pedir al padre que nos preste algo que tiene ahorrado, y
con eso nos vamos a poder comprar una casa. Yo tampoco lo voy a necesitar.
MANU: Es más, yo preferiría donarte mi
parte…
CARLA: Dejate de joder, no hagás chistes…
MANU: Mirá, el Gordo hizo como quince
departamentos y todos son bienes gananciales además de todo lo que tenemos… Si
me llego a divorciar no voy a ni siquiera necesitar trabajar…
CARLA: Pero no es lo que corresponde… Un tercio
de la casa es tuya, yo te pagaría un tercio de lo que vale el alquiler…
MANU: ¿Qué te crees? ¿Qué soy un banco?
CARLA: No digo eso…
MANU: Además lo aguantaste al viejo los
últimos años, te merecés eso y mucho más…
ROBER: Por mi está bien Carla, escriturala a
tu nombre, podés morirte en la casa tranquila…
CARLA: Escuchame una cosa boludo, yo también
en algún momento me voy a casar y voy a tener hijos, no me des por muerta que
apenas tengo treinta y ocho añitos…
ROBER: Bueno, me alegra que esté dispuesta, te
acordás de Rodrigo…
CARLA: ¿Rodrigo? ¿Tu profe de plástica?
ROBER: Ese mismo…
CARLA: ¿El gordito de anteojos? ¿El peladito?
ROBER: Siempre me pregunta por vos…
(A carla
se le ilumina la cara. Sonríe.)
MANU: ¡Epa Carli!
CARLA: No seas pava…
MANU: Quería preguntarte algo Carli.
CARLA: Si…
MANU: Rober me regala la mecedora, ¿vos
tenés problema?
CARLA: Para nada. Pero con una sola condición
MANU: ¿Cuál?
CARLA: Que nunca la vendas ni la restaures. Quiero
ir a tu casa y sentarme unos minutos y sentir el olor…
MANU: ¿Qué olor?
CARLA: A nuestra infancia. El olor a cuando
éramos tres hermanos jugando a la hora de la siesta tratando de no hacer ruido
para que papá y mamá no se despierten…
ROBER: Lástima que para todas las cagadas que
se mandaban me enviaban al frente a mí…
MANU: Pero papá no era tonto, siempre se
daba cuenta…
CARLA: Si, pero de que vos siempre empezabas
las peleas, no se daba cuenta…
MANU: ¡Ya estás bolaceando!
CARLA: ¿Bolaceando? ¿No te acordás cuando me
sacabas la plata que papá me daba para comer en el recreo del colegio para
comprarte ropa el fin de semana?
MANU: ¡No tenés paz!
(Silencio.)
MANU: ¿Papá no quería que lo cremáramos?
CARLA: Todas las noches me lo repetía…
ROBER: Y hagámoslo entonces…
CARLA: ¿Y la tía Gloria?
MANU: Qué se vaya a chupar cirios a otro
lado. No lo quiso nunca a papá ¿y se va a horrorizar porque no le demos santa sepultura?
CARLA: Tenés razón…
MANU: También quería que las cenizas las
esparciéramos en el andén, frente a la campana…
ROBER: ¿Y si lo quería por qué se lo vamos a
negar?
MANU: Nunca le hicimos caso en nada. Por lo
menos hagámosle en esta…
CARLA: Seguro.
ROBER: ¿Si vamos a la cocina y nos tomamos un
cafecito los tres?
CARLA: Y sí… total no va a venir nadie…
MANUELA: (Mientras va saliendo.) Decime, Rober ¿cómo es eso de que tu suegro te va a
prestar plata? Si te sobra algo no te olvides que tengo un viaje pendiente con
los chicos…
(Salen El PADRE se sienta. Se
descontractura la espalda.)
PADRE: ¡Qué cosa che! ¡¿Qué les costaba un
cajón más ancho?! ¡Que alguien me explique, ¿qué les costaba un cajón más ancho?!
FIN