DON JORGE - Conversación con un cruzado.

-Don Jorge, ¿qué hace usted por acá?…

-Vengo para quedarme…

-¿Ah sí? ¿Tan seguro está?

-Por supuesto que sí, he hecho honor al dogma cristiano, he sido un leal cruzado…


-Ajá, ¿Y qué le hace pensar que estuvimos de acuerdo con las cruzadas?

-Bueno, han logrado mantener el poder en el mundo gracias a ellas…

-Nadie aquí ha querido el poder a cualquier precio, eso fue cosa de los hombres, allá abajo, yo solo hablaba de convencer con amor y paz, nada más.

-Bueno, hemos hecho todo lo mejor posible…

-Aquí tengo su carpeta… a ver… niño obediente…mercedino, mire usted, de los pagos de Abelito, de Cacho Dicatarina…hermoso lugar…a ver…luego militar…presidente del país…acusado y condenado por….

-¡La justicia terrenal, Señor, justicia terrenal!


- Aquí tengo una declaración suya ¿Usted dijo que mató junto a sus camaradas entre siete mil y ocho mil personas?

-Sí Señor, fue una decisión difícil pero hubo que hacerlo…era una guerra…

-Sin embargo las personas que querían combatir, que estaban realmente armados no llegarían a cuatrocientos, de hecho usted dice “personas” y no “soldados”…

-Es que la herejía cambia de caras y es difícil combatirla… además las peores armas son aquellas que no se ven…


-¿Como cuáles?

-La palabra, los malos pensamientos, era cantado que teníamos que admitir un daño colateral…

-Bueno, algo así como Herodes, que para matarme cuando nací, mando a asesinar a todos los bebés menores de dos años, por las dudas…

-No lo había pensado de ese modo…


-¿Y por qué usted cree que lo que hicieron es -como podemos decir- un acto cristiano?…aclaremos que cristiano viene de Cristo, y yo no recuerdo haber promovido ese tipo de acciones…

-Ellos mataban…

-A ver, espere, acá tengo una lista… a ver… déjeme ver…han matado mujeres embarazadas, jóvenes que ayudaban socialmente en lugares pobres, menores de edad, sacerdotes que me imitaban, religiosas que obraban en mi nombre, operarios que reclamaban mejores condiciones, han robado niños de su madre, ¡pucha, esto sí que es grave!, han torturado de todas las maneras posibles, casi peor que lo que hicieron conmigo en el monte aquellos militares romanos, han robado propiedades, inmuebles, muebles, dinero, documentos…

-Espere…espere…le hemos dado mejor utilidad a las cosas, no lo vea de ese modo…


-¿Y los niños, los bebés que despojaron de sus madres?

-Le hemos dado la posibilidad de una mejor vida, sus padres eran irrecuperables…

-¿Qué hicieron sus padres?

-El comunismo, Señor, querían hacernos comunistas…a todos…


-¿Eso es una especie de enfermedad? ¿Una peste?

-No, pero querían que todos fueran iguales, imagínese, dónde se vio…

-¿Iguales, cómo es eso? Al menos aquí arriba es así…

-Y sí, que por ejemplo una persona de la villa sea igual a una persona de bien…


-¿Persona de bien?

-Sí católica, apostólica, cristiana y de buena moral…

-Perdón, ¿usted le llama villa a esos lugares donde la gente es pobre, vive en casas precarias y que mayormente son y fueron servidumbre y mano de obra barata de las “personas de bien”?

-Puede ser, también son delincuentes…

-¿Usted, don Jorge, leyó los Evangelios, aquellos relatos de mi discípulos contando parte de mi vida?

-Por supuesto, le he dicho que soy un leal cristiano…

-Bueno, no parece, hasta ahora no se arrodillado…

-¿Es necesario?

-Bueno, todos los que vienen aquí lo hacen, yo no lo necesito, pero Padre es todavía susceptible a esas cosas, ha quedado con eso de que “antes las cosas eran mejores” la gente rezaba y suplicaba más… de todos modos yo me refería metafóricamente, es que no siento que se esté arrodillando con sus palabras, no noto arrepentimiento…

-¿Arrepentimiento?

-¿Qué hacía yo cuando me encontraba con las villas, con los pobres, de aquel tiempo?, ¿los mandaba a asesinar?

-Eran otros tiempos…

-Le estoy haciendo una pregunta seria, crucial diría a los beneficios que usted busca, ¿qué hacía yo?

-En honor a la verdad, no estoy muy de acuerdo como resolvía usted las cosas, creo que usted se ganó el hecho de morir crucificado, tuvo muchas actitudes, como decir, extrañas para un hombre de bien… ¿resucitar gente, dar esperanza, hacer milagros?


-¿Qué tiene de malo eso…?

-Y, digamos que alteró el orden, de alguna manera ayudó a sublevar a la gente…yo no se lo hubiese aconsejado…


-Ay, ay, ay, vaya para abajo, amigo… bien abajo…

-Usted no me puede hacer esto… deme con su Padre que va a saber entender…


-Se ve que no ha entendido mucho: Mi Padre está en mi, y yo estoy en mi Padre, El es un poco viejo pero todavía está lúcido… Vaya para abajo que lo están esperando…

-¡Esto es imposible!


-El lastre que usted lleva está encarnado don Jorge, por más que quiera traerlo para acá, lo lleva para abajo, usted se hunde solito…