LA RUTA DEL VINO - Tobias


-¿Y ese veneno, Raimundi? ¡De dónde lo sacaste, hermano! –dijo Fede levantando la botella de vino tinto para mirar la etiqueta-, ¿El Buho? ¿Cómo puede llamarse así un vino?

-Nada viejo, me los regaló la madre del Puntano, ¿te acordás que te conté?, ¿el pibe al que le reduje la parpetua a veinticinco?

Raimundi festejaba sus cincuenta años y había invitado a Fede, Jorge y Chaca a comer un asado en su casa, a diferencia de otros años esta vez había optado por invitar sólo a sus tres amigos de la escuela secundaria. Ni colegas, ni sus socios del estudio, ni siquiera familiares, le había aclarado a su esposa y a sus hijos que el gran festejo sería con sus cuatro amigos de toda la vida y nada más, que quería ese único regalo.

-¿Nunca un vinito bueno? ¿Siempre te regala esta porquería? –dijo Fede, notablemente azorado.

-Y qué sé yo, cada vez que la vieja va a visitar a la cárcel al hijo dice que se acuerda que podría haber sido peor y me regala uno de estos como si fuera una joya, siempre la misma marca, para mí que debe estar de oferta… y la verdad que yo no lo puedo ni probar, me quema el estómago…fijate, debe haber como quince botellas ahí en la alacena.

-Y sí, a mí me pasa lo mismo… estas mierdas están hechas para incinerarte…¿Sabés cómo lo hacen? Con el mosto… una vez que a la uva le exprimen hasta lo que no tiene, queda la cascarita… le echan agua y alcohol y con eso te sacan ese kerosén, le tenés que poner soda para pasarlo…

-Mirá vos…

-¿Y qué hacés con esto? ¿Te lo tomás igual?

-No -contestó Raimundi mientras agregaba brasas bajo la parrilla -lo voy regalando… al jardinero, el pintor, los albañiles… gente que me está trabajando en esos departamentitos que estoy haciendo para alquilar, le regalo una botellita y quedo como un rey.

-Claro, ellos lo toman…

Raimundi destapó un tinto de su pequeña bodega selecta, un mueblecito de madera que albergaba una media docena de botellas de vino. Mientras servía en dos pequeñas copas dijo:

-Qué suerte que viene Chaca, creo que apenas lo vi tres veces desde que se fue para Córdoba.

-Yo tampoco, ni siquiera nos hablamos por teléfono… no sé… siempre lo noté medio distante, por eso me extrañó que viniera.

-Después de lo de Tobías no fue el mismo… fue el que más lo sintió.

El timbre sonó y Raimundi vio en el visor del portero que era el viejo Citroen de Jorge, salió del quincho para abrir el portón de entrada con el control remoto. Raimundi les indicó que estacionaran bajo la galería, cuando Chaca bajó del lado del acompañante Raimundi lo abrazó con fuerza, pues hacía más de diez años que no lo veía y había venido a Villa Constitución de Córdoba especialmente a su cumpleaños. Luego abrazó a Jorge mientras los invitaba a pasar al quincho.

-¡Qué casita te tiraste Raimundi, eh! –exclamó Jorge antes de ingresar.

De verdad Raimundi tenía una linda casa, ostentosa, vistosa por fuera y por dentro, garage para cuatro autos, galerías periféricas, pileta de natación y jardín de invierno. Además era propietario donde funcionaba el estudio de abogacía y ya contaba con una docena de propiedades alquiladas. En este sentido, de los cuatro amigos era al que mejor le había ido. Federico Lauría también tenía un buen pasar, era un pequeño empresario de la construcción que sabía hacer muy buenos negocios. Chaca era empleado bancario en el Banco de la Ciudad de Córdoba y poco sabían de él, no era de ponerse en contacto y como ya no le habían quedado familiares en Villa Constitución, después de que su madre se fue a vivir con él, volvía apenas una vez cada tres o cuatro años, siempre por algún trámite inevitable. Lo poco que sabían de él era gracias a su madre que llamaba para conversar con Jorge, a quién quería casi como un hijo desde la época de secundaria. Jorge era lo que se dice un bohemio: a veces pintor, a veces albañil, cortador de césped, había trabajado de sereno, remisero, pero su actividad más estable era la de artista plástico, precisamente pintura y escultura, aunque tenía un puñado de alumnos particulares debía recurrir a trabajos esporádicos para mantenerse.

   A excepción de Chaca, impedido por la distancia, Raimundi, Fede y Jorge nunca habían dejado de frecuentarse al menos una vez al año, no eran del tipo de amigos que terminan por involucrar a sus propias esposas e hijos, sino que había existido entre ellos un pacto implícito en el que sólo ellos y nadie más que ellos concurrirían a las reuniones de amistad. No se hablaba tampoco de cuestiones familiares. Los unía Tobías, mejor dicho la ausencia de Tobías. Desde aquella fatídica vez.


   Tenían entre dieciséis y diecisiete años, y solían ir a pescar al río Paraná. Ese día, apenas llegaron a la orilla Tobías se adelantó unos metros y lo hizo casi corriendo, se dio vuelta para decir algo pero enmudeció de repente y un gesto de desconcierto transformó su rostro. Chaca, Raimundi, Fede y Jorge quedaron petrificados mientras Tobías era tragado literalmente por la tierra, desapareciendo bajo el peso de un barranco socavado por el Paraná, que se desmoronó sobre su cuerpo. Fue todo impotencia, Raimundi fue el primero que atinó a ir a buscarlo pero quedó inmóvil ante el temor de que la tierra volviera a ceder, Chaca gritó que iría a buscar a alguien, Fede enmudecía y Jorge había retrocedido unos metros y no paraba de lamentarse. En horas el lugar estaba repleto de bomberos voluntarios y oficiales de prefectura. Pero el cuerpo de Tobías apareció tres días después luego de remover la tierra bajo el agua turbia y espesa del Paraná en la que todo hubo que hacerlo a ciegas. Más de cuarenta años habían pasado de la tragedia, que había calado hondo Villa Constitución, y el recuerdo de Tobías seguía allí como un punto de ignición de una amistad que no parecía tener fin.

-Sentémonos muchachos que ya sirvo –dijo Raimundi, quien agregaba brasas bajo la parrilla.

Todos habían traído como regalo lo que visiblemente eran botellas. Raimundi siempre se encargaba de aclarar que las buenas bebidas eran su preferencia, rara vez alguien osaba regalarle alguna otra cosa. Raimundi para los tres amigos era sólo Raimundi, ni Pancho, ni Francisco, ni doctor, su propio apellido se había convertido en su principal y casi único alias.

Mientras Raimundi iba de la parrilla a la mesada, de la mesada a la mesa, y los chinchulines y el vacío desaparecían de la fuente la conversación profundizaba el desempeño de la selección de fútbol en las eliminatorias y la discusión sobre si Messi era mejor que Maradona había desatado un sinfín de argumentos a favor de este último, en que se le valoraba el haber estado y levantado equipos chicos como Argentinos Juniors o el Nápoli de Italia, distinto caso el de Messi que desde un primer momento estuvo rodeado de estrellas en el Barcelona de España.

-A parte –dijo Jorge– El Diego era más lindo estéticamente, mucho más bello, era un placer verlo correr, caminar, pegarle a la pelota…

-Atarse los cordones del botín…– agregó Raimundi, que asentía eufóricamente a lo que decía Jorge.

-Sí –dijo Fede– pero el pendejo es un monstruo, hasta en cámara lenta parece que va rápido…

En el ocaso de la comida la charla había abandonado las epopeyas maradonianas y mesinianas y se había transformado en una discusión sobre economía y política, materias en la que Federico se apasionaba a tal punto de encenderse como una brasa, por momentos rayaba el patetismo en la forma en que destilaba odio hacia el gobierno.

-Muchachos, nada de política en la mesa –dijo Raimundi, mientras traía la quinta botella de vino…

Lo dijo cuando Federico y Jorge discutían sobre la nacionalización de YPF y acalorados por el alcohol habían comenzado a levantar la voz.

-Sabés lo que yo no entiendo, viejo –dijo Jorge-¿Cómo puede ser que a todos los que les va fenómeno en este país, y que les va bárbaro gracias a las medidas que implementa el gobierno terminan por criticarlo…? ¿y uno que es un pobre diablo termina estando de acuerdo…?, explicámelo porque no lo entiendo.

-A mí no me va bien por el gobierno, querido, me va bien porque yo me lo gané… no todos los que estamos en la construcción les va bien… yo le tuve que poner el lomo.

-Sí, seguro –contestó irónicamente-, la gente tiene plata para construir porque siembra monedas y cosecha billetes… vos te mirás el ombligo y nada más, Fede…

-Qué querés, que mire el tuyo…

-Bueno muchachos, ¡nos vemos de vez en cuando y nos ponemos a discutir! –dijo Raimundi.

Quedó un silencio incómodo por un instante hasta que se escuchó el chillido de los cubiertos de Chaca
sobre el plato, luego tomó un palillo y comenzó a hurgarse los dientes.

-¡Che, Raimundi! Abrite el vinito que te lo traje especialmente –dijo Jorge…

-¿Cuál es?

-El que está envuelto en papel blanco…

Además de la ausencia de Tobías se percibía una atmósfera de otras ausencias y adormecidos dolores: la muerte del hijo mayor de Raimundi en un accidente en la ruta; la separación de Fede, quien había perdido la tenencia de sus dos hijas; y las depresiones habituales de Chaca, episodios que lo dejaban de cama por algunos meses y que Jorge sabía porque la madre de Chaca le había contado por teléfono.

-Chaca ¿qué te pasa? –dijo Fede, modulando exageradamente para despertar sus labios adormecidos por el tinto-, no conversás nada, hace diez años que no te vemos…

Chaca sonrió amablemente, sin ánimo. No dijo una palabra, Raimundi desenvolvió la botella de vino que había traido Jorge.

-¡Qué hijo de puta! –casi gritó Fede, y lo miró a Jorge -¿vos trajiste esto?

-Sí…¿por?

-Decime dónde lo compraste, hijo de puta…¡mirá Raimundi, El Buho!

-No lo compré, me lo dio un amigo…

-¿Te lo regaló?

-Dimarco, boludo, el plomero, voy a ayudarlo a veces… me dijo que un abogado, un tipo que tiene mucha guita se lo había traído de Mendoza…

Fede comenzó a reirse, Raimundi se contuvo.

-¿De qué te reís, boludo? –dijo Jorge

Raimundi, visiblemente tentado se daba vuelta en su silla…

-¡Un Buho trajo el hijo de puta...!

-¡¿Y cuál es el problema!?

-Abrile la alacena, Fede-dijo Raimundi.

Fede se paró de su silla y fue tambaleándose moderadamente hacia la alacena, haciendo ademanes de presentación deslizando su brazo en el aire de arriba hacia abajo e inclinando el torso abrió la puerta de la alacena y aparecía más de una decena de vinos El Buho.

-¡Que sos ahora, catador de vinos, pelotudo!-dijo Jorge recostándose resignado en el respaldo de la silla.

Estallaron las risas de Federico y Raimundi, todos pensaron que Chaca, quien tenía el rostro escondido tras sus manos también reía.

-¡Pará, pará! –dijo Jorge –¡paren pelotudos que Chaca está mal, está llorando!

Chaca, con los codos en la mesa, tenía las manos tapándose la cara, todos escucharon el quejido agudo del llanto. Los tres se pararon de la silla.

-¿Qué te pasa, Chaca? –Dijo Raimundi mientras colocaba su mano en el hombro.

-Está en pedo…- dijo Fede, que parecía no tomarlo demasiado en serio.

Chaca se apoyó en el respaldo y mientras negaba con la cabeza se refregaba las lágrimas de los ojos.

-Che, boludo, qué te pasa –dijo Raimundi todavía sorprendido.

-Nada.. me acordé de Tobías…

-Ya pasó mucho tiempo, Chaca…

Chaca sacó un pañuelo de su bolsillo y se restregó los ojos, estaba visiblemente compungido. Federico le alcanzó un vaso de agua. Hubo un silencio hasta que Chaca comenzó a hablar sin estar del todo repuesto del llanto.

-Yo lo sabía…

-¿El qué?

-Yo sabía que ese barranco estaba por desmoronarse, mi viejo siempre me decía que no había pararse allí… yo lo sabía…

-A esa edad todos somos inconscientes Chaca, no te podés echar la culpa por eso…

-No es que yo haya sido un inconsciente… Yo lo sabía y no se lo advertí… y fue a propósito…

-¡Por qué decis eso, boludo! ¡No podés culparte por eso!

-Yo le tenía bronca en esos días…

-¿Por? –dijo Raimundi sorprendido…

-Qué sé yo… porque era mejor que yo…

-¿Mejor que vos en qué?

-Yo sé que ahora es una boludez… pueden ser cosas de chicos, pero en aquella época me reventaba que fuera mejor que yo, lo querían los profesores, el regente, la loca de Olivera… lo querían todos los compañeros, los queríamos todos nosotros… ¡hasta yo lo quería!...

Volvió a llorar y los tres quedaron estáticos sin saber qué decir ni qué hacer.

-Yo sabía que podía caerse el barranco y quise que se desmoronara y cuando sucedió hasta me alegré por un instante… cuando le vi las caras a ustedes y que me gritaban que no lo veían, se me empezó a bajar la presión y supe que lo había generado, fue por mí… yo deseé que pasara pero no me hubiese imaginado nunca…

-Chaca, querido –dijo Jorge acercándose-, no podés creer en eso, son pavadas, pasó por que la vida es así Chaquita… si se hubiesen muerto todos los que yo deseé que murieran no quedaba ni el gato en esta ciudad...

Chaca negaba con la cabeza y cerraba los ojos, volvió a llorar unos segundos y tomó otro vaso de agua…

-¿Estás mejor, amigo? –preguntó Jorge.

Chaca asintió, se lo veía más distendido. Los tres volvieron a sus sillas y se quedaron en silencio hasta que Federico le preguntó a Raimundi si no tenía otra botella de vino…

-Lo único que tengo son las quince botellas de El Buho…

Fede tomó de la mesa la botella que trajo Jorge y comenzó a destaparla. Chaca ya parecía desahogado, mucho más sereno, Jorge recogió un pedazo de pan que estaba en el piso. Hubo un silencio en el que se podían oír los pensamientos.

-Che Raimundi –dijo Fede mientras destapaba una botella de El Buho- ¿Tenés una soda?

FIN

NOTAS DEL CUADERNO - Intercambio epistolar en el jardín maternal.




   Lunes 4 de junio
  Mami: Gracias por los caramelitos que Sofi trajo para compartir en su cumple… Todos los nenes de la salita se pusieron contentos ¡Estuvieron muy ricos!

   Señorita Rosita: De nada, gracias a ustedes por su dedicación, Sofi las quiere mucho.
   Mamá Lili

  


Jueves 7 de junio
  Mami: Necesitamos, si es posible, no olvidar de colocar tres pañales en la mochila de Sofi, ya que hoy tuvo un poquito de diarrea y sólo había uno, utilizamos pañales de otro nene y necesitamos reponerlo, muchas gracias.

   Señorita Rosita: Mil perdones por los pañales, debido a que tuve que concurrir al médico el encargado de organizar la mochila esta vez fue mi esposo. Aquí le repongo los pañales y unos bombones para todo el plantel docente, con este presente quiero remedar mi error. Mamá Lili.




  Viernes 9 de junio:
  Mami: ¡Muy rico los bombones! No era necesario. ¡Buen finde!




  Lunes 18 de junio:
  Mami: Hoy Sofi mordió a Valentín, no fue nada pero notamos que lo está haciendo muy a menudo. Le daremos más detalles a Romina, su empleada, al momento de retirar a Sofi.

  Señorita Rosi: Romina me contó lo que sucedió con Sofi, nos sorprendió a mi esposo y a mí porque en casa Sofi se comporta muy bien, estaremos atentos.




  Miércoles 20 de junio:
  Familia: Queremos ofrecerle un número para una rifa, en realidad es a beneficio del jardín para comprar un calefactor para inaugurar la nueva salita de juegos, muchas gracias por ayudar a nuestro jardín que es de todos.

   Señorita Rosita y a los directivos del maternal: Les enviamos los veinte pesos de la rifa pero queremos recordarle que todos los meses abonamos la cuota en tiempo y forma, que no es de las más económicas por cierto, muchas gracias. Mamá Lili.




   Jueves 21 de junio
Mami: Hoy Sofi no sólo que mordió a otro nene sino que comenzó a pegar, queremos saber si ustedes disponen de alguna técnica para lograr que Sofi se pueda comportar. También queremos decirle que trasladamos tu inquietud a la directora y dueña del maternal.

Señorita Rosita: Con nosotros Sofi se comporta maravillosamente bien, es de suponer entonces que es el marco del jardín lo que le produce el cambio. Con respecto a qué técnica utilizamos quiero expresarle, con todo respeto, que creo que es responsabilidad de ustedes encontrar las estrategias adecuadas, yo también soy docente de inicial y si mal no recuerdo eso lo hemos estudiado y practicado durante toda la carrera, muchas gracias. Mamá Lili.




Lunes  25 de junio:  
Mami: Hoy Sofi no se comportó como es debido, mordió a uno de los nenes y rasguñó a una beba que apenas tiene once meses, notamos que las uñas de Sofi están exageradamente largas, esperamos solucionarlo pronto.

Señorita Rosita: Hemos solucionado lo de las uñas pero queremos recordarle que Sofi apenas tiene quince meses de vida y no creo que estemos ante un caso de rebeldía juvenil o algo por el estilo, insisto, revea los apuntes de pedagogía infantil que nunca viene mal recuperar ciertos conceptos que a menudo quedan en el olvido.




Martes 26 de junio:
Mami: No creo que las cosas me queden en el olvido porque, por suerte, apenas cuento con veinticuatro años y a juzgar por su aspecto usted está ya cerca de los cuarenta años. Quiero recordarle que yo también soy madre y mi bebé, que tiene dos años, jamás ha tenido acciones violentas, es sabido que los chicos copian todo lo que ven en la casa y mi nene por suerte es puro besos y caricias.

Señorita Rosita: Tengo treinta y seis años,  y muchos me dan menos de treinta, por mi figura quizás exenta de adiposidades y ensanchamientos de caderas, cosa que usted, a pesar de su juventud, lleva muy bien. Quiero expresarle que junto mi esposo hemos notado que, desde que llevamos a Sofi al maternal, la notamos bastante cambiada, además de que balbucea expresiones burdas que no viene al caso detallar. Mamá Lili.



Miércoles 27 de junio:
Mami: Nosotros también hemos notado que el grupo ha cambiado desde que Sofi ingresó al maternal, sobretodo porque lo hizo un mes después del inicio de clases, porque, según me explicó la directora, no se había adaptado en otra institución. Además creemos que Sofi trajo sus “amiguitos” al jardín, sino entiende lo que digo, en la nota de abajo, que le enviamos a todos los padres en sus cuadernos, está la explicación.

Familia: ¡Revisemos las cabecitas de nuestros nenes! Para que los piojitos no hagan que los nenes se rasquen la cabecita…¡muchas gracias!
La Dirección.

Señorita Rosita: Mire usted qué casualidad, el día que concurrimos mi esposo y yo a conocer el jardín, notamos que usted, que nos atendió junto a la directora con amabilidad, tenía un tic nervioso, precisamente el de rascarse la cabeza detrás de las orejas, claro, ahora nos damos cuenta que la pediculosis no tiene límites y ataca a chicos y grandes por igual.
   Le recomendamos un producto excepcional que seguramente no falla y que mis abuelos lo utilizaban con mis padres cuando estos bichitos atacaban: kerosén… procure no estar cerca de la cocina o del calentador, que seguramente la acompaña en este invierno tan frío,  porque es altamente inflamable.




Jueves 28 de junio.
 Mami: Estoy al tanto de que usted también es docente, aunque no ejerza y dedique su tiempo a jugar al tenis y salir de compras por el centro, celebro la suerte que tiene de que su esposo, empresario del campo exitoso según me dijeron, pueda mantenerla. Pero le recuerdo que aunque los docentes no tengamos un buen sueldo la calefacción de mi casa es a base de calefactores a gas natural, que por supuesto puedo pagar.
    A partir de hoy, quien se encargará de las notas en el cuaderno de comunicados será la señorita Mariana. No quiero dejar de invitarla a la fiestita del Día de la Independencia que se hará el 8 de julio a las 15 hs. Espero verla si no se le dificulta venir por sus habituales torneos de tenis. De todos modos con Romina, su empleada, Sofi se siente muy a gusto tal como si fuera la madre.  


FIN

DON JORGE - Conversación con un cruzado.

-Don Jorge, ¿qué hace usted por acá?…

-Vengo para quedarme…

-¿Ah sí? ¿Tan seguro está?

-Por supuesto que sí, he hecho honor al dogma cristiano, he sido un leal cruzado…


-Ajá, ¿Y qué le hace pensar que estuvimos de acuerdo con las cruzadas?

-Bueno, han logrado mantener el poder en el mundo gracias a ellas…

-Nadie aquí ha querido el poder a cualquier precio, eso fue cosa de los hombres, allá abajo, yo solo hablaba de convencer con amor y paz, nada más.

-Bueno, hemos hecho todo lo mejor posible…

-Aquí tengo su carpeta… a ver… niño obediente…mercedino, mire usted, de los pagos de Abelito, de Cacho Dicatarina…hermoso lugar…a ver…luego militar…presidente del país…acusado y condenado por….

-¡La justicia terrenal, Señor, justicia terrenal!


- Aquí tengo una declaración suya ¿Usted dijo que mató junto a sus camaradas entre siete mil y ocho mil personas?

-Sí Señor, fue una decisión difícil pero hubo que hacerlo…era una guerra…

-Sin embargo las personas que querían combatir, que estaban realmente armados no llegarían a cuatrocientos, de hecho usted dice “personas” y no “soldados”…

-Es que la herejía cambia de caras y es difícil combatirla… además las peores armas son aquellas que no se ven…


-¿Como cuáles?

-La palabra, los malos pensamientos, era cantado que teníamos que admitir un daño colateral…

-Bueno, algo así como Herodes, que para matarme cuando nací, mando a asesinar a todos los bebés menores de dos años, por las dudas…

-No lo había pensado de ese modo…


-¿Y por qué usted cree que lo que hicieron es -como podemos decir- un acto cristiano?…aclaremos que cristiano viene de Cristo, y yo no recuerdo haber promovido ese tipo de acciones…

-Ellos mataban…

-A ver, espere, acá tengo una lista… a ver… déjeme ver…han matado mujeres embarazadas, jóvenes que ayudaban socialmente en lugares pobres, menores de edad, sacerdotes que me imitaban, religiosas que obraban en mi nombre, operarios que reclamaban mejores condiciones, han robado niños de su madre, ¡pucha, esto sí que es grave!, han torturado de todas las maneras posibles, casi peor que lo que hicieron conmigo en el monte aquellos militares romanos, han robado propiedades, inmuebles, muebles, dinero, documentos…

-Espere…espere…le hemos dado mejor utilidad a las cosas, no lo vea de ese modo…


-¿Y los niños, los bebés que despojaron de sus madres?

-Le hemos dado la posibilidad de una mejor vida, sus padres eran irrecuperables…

-¿Qué hicieron sus padres?

-El comunismo, Señor, querían hacernos comunistas…a todos…


-¿Eso es una especie de enfermedad? ¿Una peste?

-No, pero querían que todos fueran iguales, imagínese, dónde se vio…

-¿Iguales, cómo es eso? Al menos aquí arriba es así…

-Y sí, que por ejemplo una persona de la villa sea igual a una persona de bien…


-¿Persona de bien?

-Sí católica, apostólica, cristiana y de buena moral…

-Perdón, ¿usted le llama villa a esos lugares donde la gente es pobre, vive en casas precarias y que mayormente son y fueron servidumbre y mano de obra barata de las “personas de bien”?

-Puede ser, también son delincuentes…

-¿Usted, don Jorge, leyó los Evangelios, aquellos relatos de mi discípulos contando parte de mi vida?

-Por supuesto, le he dicho que soy un leal cristiano…

-Bueno, no parece, hasta ahora no se arrodillado…

-¿Es necesario?

-Bueno, todos los que vienen aquí lo hacen, yo no lo necesito, pero Padre es todavía susceptible a esas cosas, ha quedado con eso de que “antes las cosas eran mejores” la gente rezaba y suplicaba más… de todos modos yo me refería metafóricamente, es que no siento que se esté arrodillando con sus palabras, no noto arrepentimiento…

-¿Arrepentimiento?

-¿Qué hacía yo cuando me encontraba con las villas, con los pobres, de aquel tiempo?, ¿los mandaba a asesinar?

-Eran otros tiempos…

-Le estoy haciendo una pregunta seria, crucial diría a los beneficios que usted busca, ¿qué hacía yo?

-En honor a la verdad, no estoy muy de acuerdo como resolvía usted las cosas, creo que usted se ganó el hecho de morir crucificado, tuvo muchas actitudes, como decir, extrañas para un hombre de bien… ¿resucitar gente, dar esperanza, hacer milagros?


-¿Qué tiene de malo eso…?

-Y, digamos que alteró el orden, de alguna manera ayudó a sublevar a la gente…yo no se lo hubiese aconsejado…


-Ay, ay, ay, vaya para abajo, amigo… bien abajo…

-Usted no me puede hacer esto… deme con su Padre que va a saber entender…


-Se ve que no ha entendido mucho: Mi Padre está en mi, y yo estoy en mi Padre, El es un poco viejo pero todavía está lúcido… Vaya para abajo que lo están esperando…

-¡Esto es imposible!


-El lastre que usted lleva está encarnado don Jorge, por más que quiera traerlo para acá, lo lleva para abajo, usted se hunde solito…